Agosto aprieta, las redes sociales arden con fotos de playas exóticas y tú solo tienes dos cosas: poco tiempo y menos presupuesto. Pero no desesperes, que aún puedes hacer las maletas sin empeñar el sofá. Hoy te traemos una guía infalible (y muy realista) de escapadas baratas de última hora que no implican vender un riñón ni irte a casa de tu cuñado.
Porque sí, todavía existen esos lugares mágicos que no aparecen en los reels de influencers con drones. Son sitios donde el alojamiento no cuesta lo mismo que una matrícula universitaria y donde la comida local no viene en forma de espuma de aire de mar. La clave está en pensar fuera del algoritmo: pueblos con encanto, playas sin postureo y alojamientos que no te sangran la tarjeta.
Y si la opción más económica incluye avión, ¡tranquilidad! Aquí nadie te juzga si necesitas aferrarte a la bandeja plegable como si fuera una tabla de salvación. Eso sí, ahora es el momento de perder el miedo a volar y aprovechar los chollazos de aerolíneas low cost. Con un poco de flexibilidad (y cero expectativas de espacio para las piernas), puedes plantarte en destinos top por menos de lo que cuesta una cena en zona turística.
Escapadas baratas de última hora: la guía que tu tarjeta de crédito aprueba
Ahora bien, ¿cómo convertir ese impulso veraniego de huida en una escapada memorable? Planificar tarde no significa planificar mal. De hecho, si juegas bien tus cartas (y tus filtros de buscador), puedes marcarte unas escapadas baratas de última hora con más encanto que un anuncio de cerveza.
Viajar con poco presupuesto te obliga a ser creativo, y ahí está la magia: descubres rincones menos turísticos, comes en bares de barrio con mantel de papel y terminas con una historia digna de ser contada (y no solo publicada).
Aquí te dejamos algunas ideas para sacarle partido a ese billete espontáneo:
- Busca vuelos desde aeropuertos alternativos: suelen ser más baratos y menos saturados. ¡Y empiezas la aventura antes de tiempo!
- Di sí al turismo rural: pueblos con río, sombra de olivo y bares donde todavía sirven tapas gratis. Eso sí es lujo accesible.
- Aprovecha apps de última hora: desde habitaciones hasta actividades, hay apps que son el Tinder de las gangas viajeras.
- Viaja con mochila y sin expectativas: cuanto más ligero, más libre. Y más fácil dormir en hostales, trenes nocturnos o casas de amigos de amigos.
- Come donde comen los locales: menú del día, bocata en la plaza o picnic improvisado. Tu estómago (y tu bolsillo) lo agradecerán.
Así que ya lo sabes: aún estás a tiempo de hacer las maletas y lanzarte a una de esas escapadas baratas de última hora que acaban siendo inolvidables… y no por el sobregiro en la cuenta, sino por lo bien que te lo pasaste.

